Cuando la expansión de Santiago se efectuó sobre los sectores rurales circundantes y también, en los últimos decenios, en polígonos altos en busca de mejores condiciones ambientales y de calidad de vida, también impensadamente, se efectuó hacia áreas de mayor riesgo. La ciudad ha cuadruplicado su superficie en los últimos 50 años y se acerca al límite de su capacidad de carga, presionado por la ocupación de áreas morfodinámicamente inestables. Son, por lo tanto, motivo de especial preocupación los desastres asociados en parte a procesos naturales, a los que están expuestas ciudades como Santiago, con una expansión asociada a un proceso de desplanificación activado desde 1979 y que dio término a los 50 años del Estado Planificador (1929-1979).